ARMANDO ES EL CAMINO, UNA SOLA RUTA...

Armando Villanueva del Campo 23 de octubre del 2001

EL COMPAÑERO 28 000

Armando Villanueva del Campo, el hombre recio del APRA combativa de los difíciles años de la lucha y la clandestinidad, hoy, a sus 86 años, conserva aún su risa de niño y una mente prodigiosa y llena de recuerdos que afloran en la siguiente conversación en el programa Entre Líneas..

ENTREVISTA CECILIA VALENZUELA

¿Cuántos años tiene en la militancia política?

Yo tengo 86 años de edad y más de 60 años en la militancia aprista.

¿Siempre fue aprista?

Sí. He sido consecuente en mi vida común. Hubo un poeta que dijo: "Hombre que dirige su ruta, debe cumplir su camino", Enrique Peña Barrenechea. Yo he seguido al poeta.

¿Una sola ruta?

Una sola ruta, un sólo camino, que es el camino del Perú y del continente. Por eso cuando el partido aprista convoca a una reinscripción, está haciendo algo que debe producirse en otros partidos. El Perú necesita partidos políticos, el partido aprista es un ejemplo de continuidad, permanentemente renovado. Cuando Haya de la Torre inicia la gran obra de la Alianza Popular Revolucionaria Americana, funda movimientos apristas en el continente. El 20 de septiembre de 1930 se fundó el Partido Aprista en el Perú.

¿Usted estuvo en esa fundación?

No, no, yo tenía 15 años. Yo me inscribí al año siguiente, el año 31, junto con un grupo de escolares.

¿Esos tiempos eran muy difíciles?

Todavía no eran difíciles. Se pusieron peor después.

¿Pero Haya de la Torre estaba en Berlín en el momento de la fundación del Partido Aprista?

Él llegó en agosto del 31.

¿Por qué no lo esperaron?

Pero sí lo esperamos. Haya tuvo una virtud. Observemos: primero no le dio al partido un apellido: marxismo, leninismo, stanilismo, peronismo, no. Haya lo llamó aprismo. Y, en segundo lugar, Haya movilizó fuerzas para que cada una, con independencia y creatividad, pudieran organizar el partido. Por eso que el partido es fuerte, porque no ha sido motivo de una coyuntura, sino de un proceso.

Don Armando, pero usted era casi un niño, tenía 15 años. Los jóvenes que ahora tienen 15 años no están pensando en la política.

Gonzáles Prada había recomendado madrugar a la vida y eso hicimos nosotros.

¿A que edad leyó usted a Gonzáles Prada?

A los 14 años, porque mi padre era "gonzalespradista".

¿Su padre estuvo preso por sus ideas políticas?

Preso y encerrado. Pero no era aprista. Fue en la época de Sánchez Cerro. Pero mire usted, lo que ocurre con la juventud de hoy es que los muchachos están desorientados por diez años de corrupción y de desorientación política. Tenemos que darle la visión de un nuevo Perú y eso es obra de juventud. El aprismo debe cooperar, como lo ha planteado Alan García, con su permanente renovación y adecuación a la realidad para que ésta oriente la escena política.

Usted prefirió participar en política cuando ésta era distinta; cuando política significaba sacrificio y entrega. Cuando significaba hacer una carrera real en la política. ¿Cómo vivió usted?

Sí, pero yo espero que eso no se repita. Mire usted: yo a los 18 años entré por primera vez al Frontón. Estuve cinco veces preso, cinco veces en el Frontón. Luego siete años en el exilio, siete años perseguido, viviendo clandestinamente.

¿Siempre el número siete?

Sí pues, es mi número cabalístico. Yo no quiero que la juventud de hoy sufra eso. Lo que nosotros hicimos y sacrificamos fue para que esta juventud tenga libertad, pero con dignidad. Eso es fundamental.

¿Usted cree que los jóvenes leen sobre filosofía y sobre ciencias políticas como antes leían ustedes?

Poco a poco, pero hay que hacerlo. Mire usted, Haya de la Torre nos enseñó algo: hizo del APRA un partido-escuela. La gente iba al partido no sólo para afiliarse, sino, por ejemplo, para estudiar electrónica, y eso hace treinta años. Iban a estudiar enfermería, primeros auxilios, arte, pintura, escultura, etc. Haya llamó a eso el Partido-Escuela. Alan García, en este momento, está reiterando este camino; por eso tenemos muchos expertos en este nuevo siglo. Pero yo pido que esto no ocurra sólo en nuestro partido, sino también en otros movimientos.

HAYA DE LA TORRE

¿Cómo fue su relación con Haya de la Torre? ¿Cómo lo conoció?

Lo conocí cuando llegó un día y yo estaba entre un grupo de muchachos. Nos acercamos, me sacudió la cabeza y tres años después fui secretario general de la juventud. Luego ya con la Federación Aprista conversamos mucho con él. Y él precisamente fue quien orientó lo que llamó el código de acción: "Joven aprista, prepárate para la acción y no para el placer, tienes que ser intrépido, no seas cobarde ni temerario; el tabaco te envenena, no lo fumes; el alcohol mata su voluntad, no lo bebas". Eso es muy difícil de hacerlo.

¿Es casi un sacerdocio?

Casi un sacerdocio. Ahora, yo advierto que nunca fui un sacerdote.

Don Armando, ¿por qué eligió usted un partido con una identificación tan claramente popular, cuando usted venía de una clase más bien muy alta?

Mire, para nosotros fue relativamente fácil, cosa que es muy difícil hoy día para los jóvenes. Había que escoger entre Sánchez Cerro y Haya de la Torre. Escogimos Haya de la Torre. Sánchez Cerro fue efímero y lamentablemente dramático. Pero la razón de nuestra inscripción fue conocer un nuevo mensaje. La juventud de hoy está confundida, por eso es deber de los políticos definir claramente sus posiciones, por eso es que invocamos a Toledo. Cuando le decimos a Toledo que defina sus posiciones y que esta absolutamente seguro que lo queremos apoyar, que lo queremos respaldar. No puede ponerse como el héroe o el Pachacútec, no, no. Necesitamos que sea un buen gobierno, para el futuro.

¿Pero a usted no le gustaría que a Toledo le pase lo que a Sánchez Cerro?

Los tiempos han cambiado. A Sánchez Cerro le ocurrió eso porque antes del 30 de abril había producido seis mil muertos en el Perú y hubo una reacción tremenda. Toledo tuvo la virtud, como un día se lo dije, de hacer de los Cuatro Suyos una marcha pacífica; eso lo logra él. Lo que nosotros queremos es que Toledo entienda que la constante prédica de García, de apoyarlo, no tiene un objetivo interesado de política inmediata. Apoyarlo es que en siglo XXI logre iniciarse bien, para que su continuidad no produzca los terribles resultados de los siglos XIX y XX en el Perú.

PRESO EN EL FRONTÓN

Volvamos a usted. Usted se ha esforzado, con mucho empeño, durante su vida y su militante activa en la política, por parecer más bien un muchacho de barrio, un provinciano. He leído algunas de las entrevistas que dio años atrás y usted dice "a mí me hubiera gustado ser de origen provinciano".

Sí, hasta ahora, hasta ahora. Porque el provinciano mira con más claridad el mundo, tiene menos variedad de la metrópoli. Me habría gustado mucho y felizmente viví mucho en Chosica, por mi asma y pude ver la cosa con más tranquilidad. Pero yo nací en una clase burguesa y el partido aprista fue la alianza de la clase trabajadora sin distinciones y yo creo que eso hay que rescatar hoy día: el desarrollo del Perú con la cooperación de todos. A la juventud hay que enseñarle eso.

¿Usted nos ha contado que estuvo más o menos cinco veces preso en El Frontón por un lapso de siete años?

La primera vez fue a los 18 años porque intentamos, con un grupo de jóvenes, tomar un cuartel. Después Haya determinó que, en lugar de tomar nosotros el cuartel, nos tomaran a nosotros.

¿Qué métodos utilizaron para intentar tomar el cuartel?

Pues habíamos conversado con unos oficiales del cuartel de Borbones para que nos dejaran entrar con unos morrales, donde íbamos a poner las municiones, tomar los fusiles y luego ir a la lucha. Pero fallamos.

Pero, ¿a la lucha? ¿A la lucha de qué tipo? ¿A la lucha armada?

Bueno, a la lucha armada. Teníamos que tomar Palacio de Gobierno nada menos. Hubo reuniones en Huancavelica, en Ayacucho y Cajamarca. Murieron jóvenes de mi generación, pero yo creo que eso fue una expresión de fe, de convicción, de entusiasmo. Creo que sí, que debe volver a la juventud pero ya no para la lucha armada, sino para la lucha a través del conocimiento de la ciencia.

Haya de la Torre decía "hay que hacer las cosas con-ciencia". La conciencia es eso, hacer las cosas con ciencia. Y eso es lo que hay que hacer ahora.

¿O sea que fue usted un joven incendiario? ¿Lanzó usted alguna una bomba molotov?

No, no, no, porque las bombas molotov no eran de mi tiempo.

¿Y si lo hubieran sido?

No lo sé... no lo sé. Creo que había pasado el tiempo ya. Pero mire, quiero aprovechar de esta conversación del pasado y de las prisiones para hacerle una aclaración a mi amigo y colega César Lévano, a quien le tengo gran aprecio porque es un gran periodista y un luchador social, pero se equivoca cuando dice que no hubo fugas de El Frontón. De ahí fugaron, y se podrían hacer unas entrevistas sensacionales. Una fue la de Ulises Colina Lozano y la otra de Luis Cáceres Aguilar. Los dos, protagonistas de sendas fugas. De la primera salieron cuatro, dos murieron en el mar; de la segunda salieron cuatro y llegaron por la Mar Brava al Callao. Hubo otra, que fue trágica porque murieron a balazos tres compañeros nuestros, uno de ellos de 18 años, José de la Puente Mendoza; el chino Blacker, el chofer y Rafael Seminario, llamado "Seminariote", que fue el único que a nado salió de El Frontón y llegó a la costa.

¿Usted pensó alguna vez fugar de El Frontón?

Sí. Tuvimos un plan con Nicanor Mujica, que hoy está en sus horas postrimeras y al que rindo homenaje por el ejemplo que dio de un príncipe cristiano que siguió la ruta del APRA, abandonando toda su riqueza, para vivir y morir pobre, como va a morir. Con él, en época de Odría, intentamos una fuga. Pero otros compañeros dijeron que mejor era tomar el penal, pero para eso necesitábamos la cooperación de todos y ahí hubo un soplo y terminamos en diferentes prisiones.

Usted nos ha contado que tuvo asma. ¿En ese periodo no se enfermó?

Tuve el asma hasta los 24 años, cuando el presidente Prado me deportó por primera vez a Chile y ahí me curé el asma. Por eso un día yo dije que el presidente Prado me había curado el asma. Luego regresamos clandestinamente.

Una vez, con el padre del presidente García, vinimos desde Chile en un barco, protegidos por la tripulación. Desembarcamos para incorporamos, nuevamente, a la vida revolucionaria.

¿Cómo era la vida en El Frontón, en la cárcel de sus tiempos?

El Frontón si tuviera instalaciones correctas, médico y enfermería permanente y, sobre todo, agua en abundancia, podría ser una buena prisión. Yo he pasado por la Penitenciaría, por el Sexto y por El Frontón. De todas, este última era el más adecuado, pero ahí murieron varios compañeros.

¿No había médico en El Frontón?

No había médico permanente, sólo iba uno una vez a la semana. Recuerdo una ocasión cuando a un compañero le extrajeron una muela y luego tuvo una hemorragia y no hubo quién lo atendiera. Aparte de los que murieron asesinados, hubo muchos muertos por falta de atención médica.

¿Usted está de acuerdo con reabrir ahora El Frontón?

Sugeriría que se haga un estudio serio sobre las condiciones climáticas y las posibilidades de que no sea una prisión ni de privilegio ni destinada a torturar a la gente. Yo no creo mucho en la cadena perpetua, pero para nada creo respecto a la tortura perpetua. Por eso he protestado, inclusive con personas que están ahora condenadas así, cualesquiera que sea su delito, porque me parece totalmente contrario a los derechos humanos.

EL PODER

Usted ha ocupado cargos muy importantes en el lapso de su vida. Ha sido candidato a la presidencia de la República por su partido, ha sido presidente del Senado y de la cámara de diputados, también presidente del Consejo de Ministros y ministro en varias carteras. ¿Cómo es, exactamente, estar en el poder?

Para unos estar en el poder es un compromiso de responsabilidad, que no debe alterar las características de la persona en su vida anterior, afirmando sus virtudes. Para otros es una fiesta que generalmente termina mal.

¿Por qué termina tan mal?

Porque asume una responsabilidad de Estado. Es como asumir un sacerdocio: hay que ponerse por encima de la familia, de los amigos, de los intereses, de los amores, si los hay; porque el mayor amor es el pueblo, al que tenemos que gobernar y al que tenemos que conducir, al que tenemos que escuchar.

Pero eso parece ser muy difícil.

No lo creo. Yo soy un optimista. Lamento que dentro de poco usted me tenga que ir a poner flores a los Jardines de la Paz, pero si viviera tendría una gran esperanza en el futuro y creo mucho en la juventud. Por eso creo en el partido.

¿Usted es muy vital?

Bueno... pero tengo que andar con bastón.

Tiene usted una risa de niño, que no tiene nada que ver con su apariencia.

Pero es que los apristas aprendimos de Haya de la Torre algo que nos dijo muy joven, cuando comenzaba la persecución, cuando comenzaba la violencia, cuando comenzaba la guerra. Nos dijo "hay que hacer la guerra alegremente" y haciéndola alegremente se va con bondad, sin resentimiento.

Pero a usted le gustaba cultivar una imagen más bien arisca...

No, a mí no me gustaba cultivarla. A mí me la han atribuido

Pero usted podría ser algo así como un búfalo. Le encantaba la imagen así de fuerte y agresiva.

Los búfalos son una leyenda. Fue una organización de fiesta. El 12 de noviembre de 1933 cuando Haya de la Torre salió de la prisión fue a la Plaza de Acho, donde había una veintena de jóvenes que desfilaron, dirigidos por un futuro embajador del Perú, Julio Noriega Pazos. Él hizo la letra y el compositor López Negrón hizo la música y le pusieron la Marcha de los Búfalos, en homenaje a quien había caído en la revolución de Trujillo, comandándola.

APETITOS Y VERSOS

Don Armando, ¿qué número de carnet le ha tocado en esta reinscripción?

He solicitado el 28 000 porque en las épocas de persecución teníamos seudónimos y los numerábamos, por ejemplo el compañero 80. Yo una vez escogí el número 28 000 y decía "informa 28 000 que están preparando estudiantes para la orientación campesina". Otra vez era yo Julio Puma. El padre de Alan García era un hombre sumamente intelectual y era "el sereno". Y así.

Por eso ha pedido usted el 28 000, como un recuerdo.

Como un recuerdo. Además sería democrático.

Y optimista, también.

No, no, yo creo que vamos a tener más de 280 mil antes que termine el año.

Don Armando, ¿a usted le gusta la buena comida, los buenos licores?

Mire, le voy a decir sinceramente... ya estoy perdiendo el apetito.

¿Qué clase de apetito?

A los 86 años de edad, todos los apetitos. Y la bebida... tomo de vez en cuando mi whisky.

¿No es necesariamente un hombre de gran sensualidad?

No, eso de tomar todos los días no va conmigo.

Hay una de esas leyendas que dice que a usted le gustaba militar no tanto en la sensualidad como en la sexualidad. ¿Eso es verdad?

Supongo que eso no le interesa absolutamente al público. Sin embargo yo creo haber sido y seré un hombre normal.

La sexualidad y el poder están tan vinculados, como hemos visto luego de estos diez años de dictadura, esta suerte de obsesión, por ejemplo, de Vladimiro Montesinos por poseer, dominar, manejar, sino también en tener mujeres.

Eso no es sexualidad, eso es suciedad. La sexualidad debe ser tomada también con un sentido de superioridad. Recuerde que la vida depende del sexo, que el sexo es la fuente de la humanidad y de la vida en general. En consecuencia la sexualidad debe ser respetada. Lamentablemente en estos últimos tiempos se abusa y hay una recrudescencia necia de un machismo al revés. Lo que hay es que mantener la vida como es. Ni más ni menos: ni el superhombre ni infrahombre, ni supersexual, ni ultrasexual, simplemente normal.

Pero la mayoría de políticos desarrollan, apenas llegan al poder, una suerte de necesidad de tener...

No, no. Por lo que conozco de los políticos de mi partido no ha habido ningún Don Juan ni Casanova que destaque por ello, más que por su talento político.

Serán los de su generación, don Armando.

Bueno... allá está Clinton, ¿no? Oiga, a propósito. El 11 de septiembre, el día del ataque a las torres gemelas de Nueva York, se cumplieron 22 años del derrocamiento de Allende y su muerte, y la muerte de muchos chilenos con la intervención de la CIA.

¿Usted fue amigo de Allende?

Sí, sí. Fuimos muy amigos. Uno de mis ingresos clandestinos de Chile al Perú fue por facilidades que él me dio con ayuda de gente del partido socialista.

¿Y a Neruda lo conoció?

Sí, pero no fui amigo de él. Quienes eran muy amigos de él eran Luis Alberto Sánchez y Manuel Seoane. Me gusta mucho su poesía.

¿Recuerda algún verso de Neruda?

"Desde el fondo de ti, y arrodillado, / un niño triste, como yo, nos mira. / Por esa vida que arderá en sus venas / tendrían que amarrarse nuestras vidas. / Por esas manos, hijas de tus manos, / tendrían que matar las manos mías. / Por sus ojos abiertos en la tierra / veré en los tuyos lágrimas un día. / Yo no lo quiero, Amada."

-Reproducido de Apra Global-