El Antiimperialismo De Víctor Raúl Haya De La Torre[1]

Mg. Luis Ángel del Castillo Saldaña (*)

 

“…nuestra realidad peruana, el verdadero foco del gran

 problema americano y de su posible solución. Para

alcanzarlo no necesitamos recetas de China o de Rusia;

 no requerimos prescripciones ajenas a nuestra actitud…”

 

Víctor Raúl Haya de la Torre

(Discurso en la Plaza San Martín 21/7/1967)

 

Introducción

El 7 de mayo de 1924 se funda el APRA (Alianza Popular Revolucionaria Americana) en México. El exiliado peruano Víctor Raúl Haya de la Torre, en ceremonia, hace entrega de la bandera indoamericana[2] a la Federación de Estudiantes de México. Simbólicamente se funda el Apra, su Programa Máximo aparece en 1926 en Inglaterra[3] y en 1936 el primer libro orgánico de la ideología aprista y de Haya de la Torre: El Antiimperialismo y el Apra. Este libro es escrito, según nos da a conocer su autor, en México en 1928 pero debido a diversos factores no se publica[4] hasta 1936.

Víctor Raúl Haya de la Torre incursiona en la política a través de la universidad ganando el Centro Universitario de Trujillo, en la ciudad de nombre homónimo al norte del Perú. De ahí parte a Lima para asistir a la Federación de Estudiantes del Perú, recientemente creada. Llega a la capital peruana para instalarse en 1917.                                  

                      En Lima percibe que la oligarquía monopoliza la política, las finanzas y el ámbito castrense. En cambio, en Trujillo la oligarquía se apodera de las funciones académicas y sociales. Haya de la Torre permanece en Lima desde el verano hasta agosto, en este mes acepta la propuesta de viajar al Cuzco como secretario del Prefecto, el coronel César González, quien es amigo de la familia Haya de la Torre. En la ciudad imperial permanece hasta fines de abril de 1918. En los meses que está en el Cuzco recorre sus alrededores, y también hace una visita corta a La Paz, Bolivia (Sánchez, 1985). En este período fuera de la capital limeña conoce las injusticias sociales en el que vive el indio. Es así que años después Haya de la Torre escribe que “no puedo recordar al indio del Perú sin decir mi palabra de protesta y de acusación” (1927, 43). Al regresar a Lima incursiona activamente en las luchas por la Reforma Universitaria, por las mejoras salariales de los trabajadores y la Justicia Social. Como presidente de la Federación de Estudiantes del Perú crea las Universidades Populares González Prada, al cual dedica su tiempo para la formación de las masas obreras hasta su destierro en 1923.

                      Pero ¿A qué se debe el destierro de Haya de la Torre que lo lleva a México y, tiempo después, a la fundación del APRA?: a la lucha por la Justicia Social, primero; y a la toma de conciencia del antimperialismo, después.

El pensamiento de Haya de la Torre surge de su experiencia político-universitaria y de su posterior destierro en el gobierno de Augusto B. Leguía (1919-1930)[5]. Pero, también de la lectura que hace de su contexto histórico y de ciertos intelectuales latinoamericanos y europeos[6]. No se queda contemplando su momento histórico, y tampoco sin reflexionar sobre sus lecturas, sino que busca una interpretación original que lo lleva a  estudiar a  América Latina, organizar un corpus teórico y hacer un proyecto político nacional populista en el pensamiento latinoamericano; cuyas bases programáticas encontraremos, posteriormente, en muchos partidos políticos con ancha base popular en el Continente, como “el Partido Revolucionario Institucional en México,  el Movimiento Justicialista o Peronista en la Argentina, el Varguismo en el Brasil, el Partido de Liberación Nacional de Costa Rica [y] el Movimiento Nacionalista Revolucionario boliviano”(Bieber, 1982, 5)[7].

 

 

Los problemas latinoamericanos

Haya de la Torre percibe que en el Continente están batallando el dólar y la libra por el dominio del capital. Pero es el imperialismo de los EEUU el que prevalece. Esta dependencia económica atenta contra la autonomía de cada país, pues controlan la producción, los salarios y el trabajo. Si controlan la economía, por lo tanto, controlan y gobiernan en lo político, y por corolario “la acción económica del imperialismo se proyecta sobre el campo social de la vida política de los veinte pueblos en que se divide nuestra gran nación” (Haya de la Torre, 1936, 22).

La concepción de América Latina o, utilizando el término acuñado por Haya de la Torre, Indoamérica surge de la economía. Él analiza la realidad de América Latina partiendo del determinismo económico, y encuentra el problema imperialista.

 

Económicamente, Indoamérica es una dependencia del sistema capitalista mundial –parte o provincia del imperio universal del capitalismo financiero-, cuyos centros de comando se hallan en los países más avanzados de Europa, en los Estados Unidos de Norteamérica y ahora, también, en el Japón (20).

 

Por lo tanto, nuestra economía es controlada por el imperialismo que afecta nuestra autonomía y nuestra vida social, como “súbditas económicas de los grandes imperialismos, son ellos los que controlan nuestra producción, cotizan nuestra moneda, imponen precios a nuestros productos, regentan nuestras finanzas, racionalizan nuestro trabajo y regulan tablas de salarios” (21).

 El líder aprista constata que Indoamérica es un continente de vida incipiente, como otros continentes, es “zona de influencia” del capitalismo. Ahora, en Indoamérica el capitalismo se presenta en su etapa imperialista a través de inversiones, préstamos y ayudas económicas en apariencia generosas. Con esta táctica soslayada, a simple vista inocua, penetra el imperialismo en el Continente. Pero, cuando peligra o zozobra la inversión del imperio entra con la intervención militar directa. Haya de la Torre se percata de este problema después de su destierro en 1923.

La lectura de El destino de un Continente de Manuel Ugarte influye en Haya de la Torre. Éste menciona que este libro le permite pensar en el imperialismo norteamericano como un peligro para los pueblos latinoamericanos, que antes no lo había visto. Producto de su lectura escribe: “la conciencia del peligro imperialista norteamericano es en mí nueva” (1927, 23). El peligro imperialista lo experimenta al conocer las realidades de los países de Panamá, Cuba y México. Y por la situación de Nicaragua, Haití, Santo Domingo y Puerto Rico. El libro de Ugarte también le permite ver a los gobernantes de los pueblos latinoamericanos como cómplices del imperialismo. Su lectura de Ugarte es crítica, pues el autor no plantea la solución al problema del imperialismo; mas sí propone la unidad del Continente aunque insuficiente e ingenua. Haya de la Torre, posteriormente, toma la unidad americana como un imperativo revolucionario de carácter económico (29)

Cabe preguntarse ¿Por qué Haya de la Torre no percibió el imperialismo en el Perú, y demás países que visitó, como Argentina, Bolivia Uruguay y Chile? Una primera respuesta es que está inmerso en la lucha por la Justicia Social y el rol de las juventudes latinoamericanas en el contexto de la Reforma Universitaria. Otra respuesta, es que, al conocer la realidad al norte del Continente, donde el imperialismo se hace sentir con mayor fuerza, repercute en el joven universitario desterrado. El imperialismo, nos dice el líder aprista en un artículo de 1929,  se hace presente en Centroamérica en lo político, económico, militar y cultural. Menciona, específicamente, que en Costa Rica el imperialismo es cauteloso y astuto; mientras que en Nicaragua es brutal y despiadado. Es así que la ofensiva económica en Centroamérica se da en la fruta: el banano, en mayor medida, y el café, en menor intensidad. Y menciona dos empresas que están encargadas de su comercialización: la United Fruit Company y la Guayamel. La primera, controla la economía de Guatemala y de Costa Rica, e indirectamente de El Salvador. La segunda, tiene su influencia en Honduras (1954, 40).[8]

No sólo la fruta está controlada por el imperialismo, también los ferrocarriles. Debemos preguntarnos ¿Por qué el imperialismo se apodera de las fuentes de riquezas en los países de América Latina? Porque el imperialismo no está sólo, sino que crea intereses nacionales para salvaguardar sus inversiones. Los gobernantes son cómplices del imperialismo al firmar contratos leoninos con el Estado. Los privilegios a las empresas contribuyen a la esclavización y explotación de sus gentes y el Estado. Ahí, Haya de la Torre se da cuenta que los fenómenos característicos del imperialismo son la expansión o emigración del capital y la captura de zonas productoras de materias primas (52). Por eso, el líder aprista propone que combatir al imperialismo es luchar, a la vez, contra los gobernantes, “porque el imperialismo no es un fenómeno político. Es un fenómeno económico con proyecciones políticas, que es algo muy diferente” (57). El imperialismo debe ser combatido, porque las riquezas producidas por millones de indoamericanos no les pertenecen, sino que los beneficios son para los amos extranjeros y los gobernantes cómplices.

         

 

 

 

 

La solución de Haya de la Torre a los problemas latinoamericanos

El proyecto político de Haya de la Torre surge de su rechazo de importar ideas de Europa, como los políticos de su tiempo. Critica la dependencia económica y el pensamiento colonial de los ideólogos de su tiempo, puesto que tal dependencia también se da en lo técnico y cultural. Al respecto dirá que “nosotros no hemos creado la máquina ni hemos pretendido crearla. Hemos usado y usamos, la que nos viene de fuera. En el orden político, también hemos querido siempre importar instituciones, sistemas. Así en el orden cultural propiamente dicho” (1954, 106). La crítica se dirige hacia los políticos que buscan solucionar los problemas latinoamericanos en las ideas fuera de nuestra realidad político-social. La solución para unos es que algunos países indoamericanos, independientemente, se vuelvan potencias económicas. Otros plantean la dictadura del proletariado. El líder aprista niega estas dos posibilidades por chauvinista, la primera; y simplista, la segunda. Tesis y antítesis son equivocadas. El Apra plantea la síntesis, afirma Haya de la Torre.

La primera solución no es posible, porque en Indoamérica hay problemas étnicos y residuos feudales que imposibilitan un cambio súbito en una potencia. A parte de que los Estados Unidos, para entonces, ya habría consolidado su economía (Haya de la Torre, 1936,126). La segunda resolución está desconectada de la realidad del Continente, al igual que la primera, porque no es posible la dictadura del proletariado, puesto que supone la abolición de clases y el Estado; e Indoamérica no ha logrado que el proletariado sea una clase preponderante. La realidad nos muestra, afirma Haya de la Torre, que “los países de Indoamérica no son países industriales. La economía de estos pueblos es básicamente agraria o agrícola-minera” (54). En consecuencia, la clase proletaria es minoría pues recién está surgiendo. En América Latina hay clases casi feudales. Por lo tanto, concluye, una sola clase como partido no tiene posibilidades de éxito.

                      Si la escasa y débil clase proletaria del Continente no puede realizar la revolución socialista; entonces, ¿cuál es la solución? Haya de la Torre se pregunta:

 

¿debemos esperar que los proletarios bien estructurados y cultos de los países imperialistas nos liberten del sistema opresor? O ¿aguardaremos que en nuestros pueblos se produzca la evolución de la conciencia proletaria determinada por una prodigiosa intensificación industrial –capaz de atraer hasta nuestras latitudes los ejes mayores del capitalismo- a fin de que pueda producirse aquí la quiebra total de su sistema? (26)

                     

Al descartar ambas propuestas plantea la doctrina aprista como solución, partiendo de nuestra realidad, tal cual ella es. Eso se logrará formando una organización política que cumpla la tarea libertadora. Hace hincapié en el espacio y tiempo histórico de Europa y de Indoamérica. Esta diferencia es tan visible como la hay entre la Tierra del Fuego y el resto de los países del Continente. Una diferencia de evolución económica, política y social. De ahí que plantee que mientras el imperialismo es la última etapa del capitalismo en Europa, en Indoamérica es la primera.

                      La solución para el líder aprista, una vez analizada nuestra realidad tal cual ella es, está en la unión de las tres fuerzas oprimidas por el imperialismo: el joven proletariado industrial, el vasto e ignaro campesino y las clases medias empobrecidas. Es decir, un Frente Único, que el Apra tendrá como función organizarlo.

 

El Frente Único

El Frente Único se formaliza en la lucha del 23 de mayo de 1923. Para esta fecha el presidente Leguía programa la Consagración del Perú al Sagrado Corazón de Jesús. La ciudadanía se indigna por atentar contra la libertad de culto. En estas circunstancias se realiza una manifestación en la  que se unen los obreros, estudiantes y clases medias. Independiente del credo que practiquen salen a las calles a protestar enfrentándose con los agentes del Estado. El enfrentamiento da como saldo las muertes de un estudiante, un obrero y tres policías. Así se forma el Frente Único. Quedaba sellada la unión de trabajadores manuales e intelectuales (Sánchez, 1985).

La doctrina aprista como un Frente Único internacional de trabajadores manuales e intelectuales[9] (obreros, estudiantes, campesinos, intelectuales, etc.)[10] Es decir, la unión de clases debe llegar al poder para realizar la revolución social, no socialista. Una vez en el poder el Programa Máximo internacional del Apra servirá de base para los programas de las secciones nacionales de cada país indoamericano.

 

1.- Acción contra el imperialismo yanqui[11]

2.- Por la unidad política de la América Latina

3.- Por la nacionalización de tierras e industrias.

4.- Por la internalización del Canal de Panamá.

5.- Por la solidaridad con todos los pueblos y clases oprimidas del mundo.

 

Queremos enfatizar en el primer punto del programa aprista: cómo surge, dónde, cuándo y por qué, pero inevitablemente aludiremos a los cuatro puntos restante, puesto que el programa del Apra es una unidad indivisible que al desarrollarse la primera lleva por corolario a las  demás en una escala lógica.

 

 Acción contra todo imperialismo

Haya de la Torre, cuando está en el Perú, sólo tiene presente la lucha por la Justicia Social. Una vez que conoce las realidades de los países centroamericanos y su experiencia en México le permiten percibir el problema imperialista; que se vuelve fundamental para la elaboración del pensamiento aprista (Bieber, 1982, 26).

El antiimperialismo del líder aprista es inseparable de su visión de Indoamérica. Su proyecto político se formula partiendo de la economía, así nos dice en varios de sus escritos: “no soy devoto de la historia heroica, episódica, creo en el determinismo económico de todos nuestros fenómenos históricos” (1954, 16). No es posible pensar en el bienestar de las clases explotadas si no se piensa primero en la condición económica de Indoamérica. Además, la unidad de América Latina es un imperativo revolucionario del más puro carácter económico (Haya de la Torre, 1927)[12]. Lo económico y social son “aspecto[s] fundamental [es] relacionado con la realidad Indoamericana (…) es que el descubrimiento de ella en sus aspectos económicos y sociales constituye una primera misión revolucionaria, ya que es para el Apra el punto de partida de su quehacer político” (Jefes, 1985, 41).

La comprensión de América Latina[13] de Haya de la Torre nace de su visita a varios países. Observa la coexistencia de diversos períodos de la evolución histórica en el Continente y en el interior de cada país. Las formas de organización social y evolución económica se presentan simultáneamente en oposición. Este conocimiento de la realidad indoamericana le lleva a decir:

 

Indios que nunca han sabido del uso de una rueda como instrumento de locomoción, han visto ya cruzar los cielos de sus montañas al aeroplano veloz. El señorito de Buenos Aires, que juega golf y se viste en Londres, tiene como compatriota y conciudadano al indio semidesnudo del Chaco. Así en el Perú, así en México, así en Colombia, así en Centro América (1954, 11)

 

Haya de la Torre visitó varios países al sur del Continente como representante estudiantil. De su visita a los países centroamericanos dice que tiene sentimientos gratos y episodios dramáticos. Pero enfatiza en el poco conocimiento que se tiene de esta parte del continente (1954, 36).

Para el líder aprista las realidades de los países indoamericanos son similares. El imperialismo se alía con las clases gobernantes del Continente, y estas clases tienen el gobierno de los países a cambio de concesiones, empréstitos, etc. Con esta alianza (gobernantes–imperialistas) los países son hipotecados o vendidos. Ahora, este sometimiento económico conlleva al político, la pérdida de la soberanía nacional y a las invasiones armadas del imperio en caso peligre sus intereses. Si este problema es común en Indoamérica; entonces, se trata de un problema que compete a todos los países del Continente. Pero el imperialismo incentiva pequeños nacionalismos haciendo la política de “divide y venceremos” para evitar la unión política de Indoamérica. Este rol divisionista lo cumplen las clases gobernantes cómplices del imperialismo[14].

En 1927 Haya de la Torre, en el congreso de Bruselas de la III Internacional Comunista[15], plantea su tesis de los cuatro sectores. El primer sector es el Caribe: México, Centro América, Panamá y las Antillas. Aquí el imperialismo ha pasado de la acción diplomática a la acción agresiva con la invasión militar. El otro sector es el de los países bolivarianos: Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia. En estos países el imperialismo, o EEUU específicamente, está en el período de las concesiones, el empréstito y del tratado. El tercer sector son Chile y los países del Plata (Argentina y Uruguay), aquí la industria ha tenido mejor avance, la influencia ha sido marcadamente británica; y los Estados Unidos han participado con las intervenciones en el sistema financiero y bancario. Finalmente, el cuarto sector es el Brasil. País donde los Estados Unidos tienen mayores inversiones (1936,88). Es así que “la tesis de los cuatro sectores reflejaba que Haya de la Torre tenía un profundo conocimiento de la realidad latinoamericana y de la acción del imperialismo norteamericano” (Jefes, 1985, 38). Del estudio de las realidades indoamericanas Haya de la Torre plantea el segundo punto del programa aprista.

El tercer punto, “por la nacionalización de tierras e industria” está presente en el programa aprista por la realidad agraria del Continente y por la explotación del indio. Haya de la Torre percibe que en América Latina no se ha tenido tiempo para construir una burguesía nacional autónoma y poderosa, por eso aún persisten las clases latifundistas afirmando su poder a través del dominio del Estado[16]. Es así que las inversiones en Indoamérica de parte de los Estados Unidos son fuertes, y a mayor inversión menos soberanía nacional. Por esto es necesaria la nacionalización de la tierra y la industria y la organización de la economía sobre las bases socialistas de producción.

El líder aprista, de sus experiencias por las serranías peruana y boliviana, empieza a conocer la explotación del indígena perpetrado por los hacendados y gamonalistas. Pero esta preocupación la comparte con Mariátegui, a pesar de sus diferencias en otros puntos. Y una primera diferencia entre Haya de la Torre y Mariátegui es la visión que cada uno tiene respecto del Perú y América Latina. El primero se preocupa de Indoamérica considerando las nacionalidades como barreras de un movimiento de independencia que debe ser continental tratando de situarlo dentro de la concepción de la historia marxista, pero salvando sus peculiaridades. El segundo se preocupa de la seudoburguesía peruana (Villegas, 1986, 166) [17].

Como aún no han surgido las burguesías nacionales en Indoamérica y, sin embargo, está presente el imperialismo con sus capitales inmigrantes, Haya de la Torre ve la necesidad de tomar el poder. Puesto que “el instrumento de dominación imperialista en nuestros países es el Estado, más o menos definido como aparato político; es el poder” (1936, 53). Motivo que lo lleva a formar el Apra, primero como Frente Único y, después, como Partido para hacerse del poder.

Los países indoamericanos al no controlar su economía no tienen libertad. Por eso, la primera tarea en el Continente es defender la soberanía a través de la toma del poder. Y en los cinco puntos máximos del Apra se encierran los problemas básicos de indoamérica. Una vez en el poder, el programa debe ser aplicado a cada país de acuerdo a su realidad nacional.

Haya de la Torre en su lucha antimperialista, no descarta celebrar compromisos transitorios con los enemigos, siempre y cuando enfrenten a un enemigo mayor; pero esto no permitirá en ningún caso introducir al aliado temporal a la organización (1936, 100).

También se plantea el caso de una guerra imperial, y el rol que le tocaría al Continente. Menciona como ejemplo Japón-EEUU: “La cuestión esencial para Indoamérica es contar con una fuerza organizada y disciplinada, capaz de señalar con autoridad y certeza la dirección uniforme más realista a seguir en un caso de guerra imperialista” (1936, 102) Si esto sucediera, Indoamérica como colonia económica, corre el riesgo de ser atacada. Sería escenario de la guerra.  Tomando en cuenta un estado de guerra, Haya plantea el cuarto punto del programa aprista “la internalización del Canal de Panamá”, porque en el estado actual atenta a la soberanía nacional de los países. Entonces, el líder aprista hace un resumen de sus cinco puntos como lucha antimperialista:

 

El programa, como ya hemos visto, contiene cinco mandatos en escala lógica: la acción contra el imperialismo tiene como corolario la unidad política de Indoamérica, que a su vez –como defensa ante los avances del imperialismo que viene a capturar nuestra riqueza- nacionalizará la tierra y la industria. La internalización del Canal de Panamá es la liberación de un medio de circulación de la riqueza, indispensable para la vida económica libre de nuestros pueblos (…) el quinto lema no implica un mero lirismo generoso. El Apra participa enteramente de los ideales de liberación de todos los pueblos y clases sojuzgados por el imperialismo en el mundo (1936, 90-91).

 

                      Así resumido, una vez en el poder, el Apra debe llevar acabo un Estado Antimperialista

 

El Estado Antiimperialista

El Estado Antiimperialista es un estado policlasista, y tiene como ejemplo a  la Revolución Mexicana. Es el resultado del triunfo de un Frente Único: campesinos, obreros y clases medias. El modelo policlasista de la Revolución tiene que seguirse:

 

primero, el estallido ciudadano contra la dictadura feudal, supresora despótica de los derechos democráticos; después, el alzamiento campesino contra la clase que ese gobierno representaba, y, finalmente, acción conjunta de las masas de la ciudad y el campesino, obrero y clase media (Haya de la Torre, 1936, 134).

 

Para Víctor Raúl el enemigo mayor es el imperialismo, por lo tanto las luchas internas entre las clases medias, obrera y campesina quedan subordinadas al enemigo mayor. Así el Estado, conformado por estas tres clases, se convierte en un Estado Antiimperialista.

Este nuevo Estado no cerrará las puertas a los capitales, porque los países indoamericanos necesitan capitales, pero no vengan de donde venga y vengan como venga. Porque hay capitales necesarios y buenos, y otros innecesarios y peligrosos. Aquí se da la etapa capitalista que se producirá bajo el Estado antimperialista:

 

el Estado antimperialista desarrollará el capitalismo de Estado como sistema de transición hacia una nueva organización social, no en beneficio del imperialismo –que supone la vuelta al sistema capitalista, del que es su modalidad–, sino en beneficio de las clases productoras, a las que irá capacitando gradualmente para el propio dominio y usufructo de la riqueza que producen” (Haya de la Torre, 1936,140).

 

Este es el ideario aprista que Haya de la Torre elabora en la década del 20, que se concretiza en la primera publicación del artículo “¿Qué es el A.P.R.A?” en 1928. El ideario aprista en la década del 30 se inclina a una posición menos radical; cuando Haya regresa al Perú como candidato presidencial. En esta década encontramos un añadido al tercer punto del Programa Máximo: “Por la nacionalización progresiva[18] de tierras e industrias”; y también el llamado “antimperialismo constructivo”. Como es lógico, la fuerte presión de la clase dominante y de los EEUU obliga a la dirigencia del Apra y a su líder a modificar su lenguaje político hacia una posición más diplomática para hacer posible su candidatura presidencial.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

BIBLIOGRAFÍA

 

Primaria

Haya de la Torre, Víctor Raúl (1936), El antiimperialismo y al Apra, Chile, Editorial Ercilla.

 

Secundaria

Aguirre Gamio, Hernando (1962), Liquidación histórica del Apra y del colonialismo neoliberal, Lima, Ediciones Debate, pp. 153-195.

__________ (1974), El proceso peruano: cómo, por qué, hacia dónde. México, Ediciones “El caballito”.

Bieber, León Enrique (1982), En torno al origen histórico e ideológico del ideario Nacionalista Populista Latinoamericano, Berlín, Colloquium Verlag.

Haya de la Torre, Víctor Raúl (1954), ¿Adónde va indoamérica?, Buenos Aires, Editorial Indoamericana.

__________ (1932), Impresiones de la Inglaterra imperialista y la Rusia soviética, Buenos Aires, Editorial Claridad.

__________ (1927), Por la emancipación de América Latina, Buenos Aires, Triunvirato.

Jeffs Castro, Leonardo (1985), Orígenes históricos del Apra, Chile, ediciones Nuestramérica.

Lúcar Arias, Carlos (2003), Aprismo: 100 preguntas y respuestas, Lima, Dolorier Editores.

Luna Vegas, Ricardo (1983), Mariátegui, Haya de la Torre y la verdad histórica, Perú, Editorial Horizonte.

Lipschütz, Alejandro (1937), Indoamericanismo y raza India, Chile, Editorial Nascimiento.

Mariátegui, José Carlos (2005), 7 Ensayos de interpretación de la realidad peruana (1928), Lima, Editorial Minerva.

Ontaneda Meyer, Juan Manuel (1991), Hacia el siglo XXI. Doctrina Aprista, Editorial Pachacútec.

Peláez Bazán, Mario (1977), Haya de la Torre y la unidad de América Latina, Lima, Editorial Universo, pp. 7-348.

Sánchez, Luis Alberto (1985), Haya de la Torre y el Apra, Lima, Editorial Universo.

Villegas, Abelardo (1986), Reformismo y evolución en el pensamiento latinoamericano. México, Siglo veintiuno editores, pp. 144-179.

Wapnir, Salomón (1928), La sombra imperialista. A propósito de “Por la emancipación de América Latina” de Víctor Raúl de la Torre, Buenos Aires, Editorial Tor.

 

(*)       Soy Docente en Saint Matthew´s College North (Argentina, Buenos Aires) y Examinador del Bachillerato Internacional en español: Literatura A. Estudié Literatura en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (Perú) y soy magíster en Literaturas Española y Latinoamericana por la Universidad de Buenos Aires. He sido expositor en congresos nacionales e internacionales de mi especialidad, como en la Universidad Nacional de San Agustín (Arequipa), UNMSM (Lima), Universidad de Santiago de Chile, Universidad de Buenos Aires, Universidad Nacional de Rosario y Universidad del Sur (Bahía Blanca) y otras.  He publicado la novela Vida Intemperie (Buenos Aires: Editorial Dunken, 2012) y el libro de cuentos Voces y susurros de la selva (Buenos Aires: Amazon, 2017).


 

[1] Monografía presentada en el 2008 en el curso “Latinoamérica y España en la primera mitad del siglo XX: algunos diálogos políticos y culturales”, dictado por Alejandro Cattaruzza en la Maestría en Literaturas Española y Latinoamericana de la Universidad de Buenos Aires.

[2] Bandera roja en cuyo centro aparece un círculo dorado, y dentro de éste el mapa, también dorado, desde el río Grande (Bravo) hasta la Patagonia.

[3] En diciembre de 1924 Haya plantea el Programa Máximo, pero no hay referencia escrita al respecto, así que la primera versión es el artículo “¿Qué es el A.P.R.A.?” que publica dos años después en Inglaterra.

[4] Nuestro trabajo se centra en este libro. Víctor Raúl, en nota preliminar, menciona que entre los factores que no permitieron su publicación fueron la falta de recursos económicos, la usura de las editoriales y su posterior destierro a Europa (Alemania). Haya de la Torre escribe el libro entre abril y mayo de 1928 como respuesta al dirigente cubano Julio Antonio Mella que publicó un folleto denostando al Apra: ¿Qué es el Arpa? A fines de 1928, después de recorrer Centroamérica con los originales del libro para ir ampliándolo, fue deportado. A los pocos días de llegar a Alemania se entera del asesinato de Mella, y decide no publicarlo. En esta edición Haya de la Torre menciona que se mantiene casi íntegro el original que escribió en 1928, pero sin el prólogo en el que respondía a Mella, y con algunos cambios en el capítulo dos por inactuales.

[5] Bieber propone dos etapas en la evolución del pensamiento e ideario aprista de Haya de la Torre: la primera, entre 1919-1923, en el que estaría presente la Justicia Social; la segunda, sería durante el resto de la década del 20 cuando se da cuenta del imperialismo (1982, 27).

[6] Entre los antecedentes históricos para la formación y fundación del  Apra tenemos:  Simón Bolívar y el Congreso de Panamá, Manuel González Prada, el movimiento anarcosindicalista y los movimientos laborales del Perú; la Revolución Mexicana; los movimientos campesinos de los cañaverales;  la Reforma Universitaria de Córdoba y el movimiento universitario peruano; las Universidades Populares González Prada y los movimientos socialistas y marxistas de Europa, la Revolución del Kuo-Min-Tang en China y la Revolución Rusa (Ontaneda, 1991, 21). También, es justo mencionar las lecturas de autores latinoamericanos que influyeron en Haya de la Torre, como Manuel Ugarte.

[7] El autor sostiene en el párrafo siguiente que “la doctrina aprista no es entonces solamente el primer ideario elaborado de orientación nacionalista-populista en la América Latina. Ella constituye a la vez el único ideario de esta naturaleza que, a través de la teoría y práctica de diversas organizaciones políticas, tiene vigencia hasta el presente en Latinoamérica”. Aunque autores como Hernando Aguirre argumentan que “en realidad Haya de la Torre no es un pensador verdaderamente original, es un hábil expositor y propagandista de tesis tomadas de diversas fuentes” (1974, 21). Líneas seguidas menciona, como ejemplos, la revolución por etapas, los planteamientos de los mencheviques rusos y el Kuomingtan de Sun Yat-Sen de China. Esta afirmación es contraproducente, pues antes que menguar el pensamiento de Haya de la Torre lo que hace es afirmar las fuentes inspiradoras del líder aprista, porque nunca ocultó sus antecedentes históricos y políticos que lo llevan a formular un ideario original.

[8] Este libro es una compilación de los artículos de Haya de la Torre. La mayoría fueron publicados en distintos diarios de América Latina y Europa entre los años 1927-1931. Sólo aparecen dos artículos fechados en 1938, y otros cuatro sin fechas de publicación. Para este trabajo sólo incluimos los artículos anteriores a la publicación de El antiimperialismo y el Apra.

[9] La inclusión de la clase media es una de las críticas que le hacen a Haya de la Torre de su Frente Único. Pero él le da importancia porque son los intelectuales, que pertenecen a la clase media, los encargados de crear la conciencia antimperialista. Cita como ejemplos a José Enrique Rodó, Manuel Ugarte, José Vasconcelos, Alfredo Palacios y José Ingenieros. El rol de los intelectuales es fundamental porque son los encargados de fomentar la conciencia  antimperialista, que es conciencia económica y política. En palabras de Víctor Raúl es la conciencia del “nacionalismo económico indoamericano”.

[10] El Frente Único del Apra se asemeja al movimiento antiimperialista chino: “el único Frente Antiimperialista semejante en su origen al chino, es el indoamericano, y el único Partido antiimperialista del tipo que tuvo el Kuo Min Tang al fundarse, es el APRA” (Haya, 1936,68). Claro que el Apra marca sus diferencias.

[11] Al inicio, cuando se publica por primera vez el Programa Máximo del Apra, figura “acción contra el imperialismo yanki”. Al salir el Programa Máximo en su primer libro, aparece el término yanqui en el primer capítulo del texto original escrito en 1928. A partir del segundo capítulo del libro, Haya de la Torre hace constatar que su acción es “contra todo imperialismo”.

[12] La visión sobre el imperialismo es la misma respecto al panamericanismo. Para Haya de la Torre es una cuestión de forma y no de fondo. Por eso va negar la actitud de los Estados Unidos como buen vecino, ya que no resuelve nuestros problemas: “El panamericanismo, áspero o blando, manso o terrible, según las circunstancias, es la política que envuelve, viste y justifica aquella cruda realidad que implica entregar gran parte de nuestra riqueza a cambio de tan poco” (1954, 58). Es decir, lo político es el panamericanismo; lo económico es el imperialismo.

[13] Víctor Raúl utiliza posteriormente el nombre de Indoamérica, pero ¿Qué significa Indoamérica en el lenguaje político de Haya de la Torre? ¿Significa lo mismo que Hispanoamérica o Latinoamérica o Panamérica? Indudablemente, no. Para el fundador del Apra los nombres mencionados corresponden a una época, y forman en la evolución política y social de América que no pueden desligarse de su contenido histórico. En su opinión “El Hispanoamericanismo  corresponde a la época colonial; el Latinoamericanismo, a la república, y el Panamericanismo, es expresión imperialista yanqui. Indoamérica es la expresión  de la nueva concepción revolucionaria de América, que,  pasado el período de las conquistas ibéricas y sajonas, se estructurará en una definida organización económico-político y social, sobre la base nacional de sus fuerzas de trabajo representadas por la tradición, la raza y la explotación de sus masas indígenas, que en total de la economía americana –cuya unidad es indestructible- representan desde la época precolombina la base de nuestra productividad y la médula de nuestra vida colectiva” (1954, 11).

 Ambos términos (América Latina e Indoamérica) son utilizados en sus escritos indistintamente. El término Indoamérica será criticado en su concepción como nombre para el Continente, porque en Cuba no hay indios, y en la Argentina no es preocupante. A estas críticas responde que en los pueblos modernos del continente hay mucho de la idiosincrasia de los pueblos autóctonos, y termina diciendo que “no han muerto en nosotros ni las virtudes, ni los defectos del indio” (13). Pues en la psicología de los pueblos aún perviven en mayor o menor intensidad el espíritu indígena. 

[14] Peláez afirma que en la unidad del Continente “nadie, antes ni después de Víctor Raúl Haya de la Torre, luchó como él, a costa de su propia vida y del martirologio de su partido, por la Unión económica, política y cultural de América Latina” (1977, 48).

[15] Haya de la Torre, en este congreso, definirá la posición ideológica del APRA y su diferencia con el Comunismo: “Bruselas definió, pues, la línea teórica aprista y planteó bien claramente nuestras diferencias con el Comunismo” (1936, 49).

[16] Pero, también enfatiza el problema del indio, al igual que Mariátegui. Éste coincide con Haya de la Torre: “La clase terrateniente no ha logrado transformarse en una burguesía capitalista, patrona de la economía nacional. La minería, el comercio, los transportes, se encuentran en manos del capital extranjero. Los latifundistas se han contentado con servir de intermediarios a éste, en la producción de algodón y azúcar. Este sistema económico, ha mantenido en la agricultura, una organización semifeudal que constituye el más pesado lastre del desarrollo del país” (Mariátegui, 2005, 30)

[17] Otras diferencias entre Haya de la Torre y Mariátegui se presenta en el sujeto que llevará acabo la revolución. Para el primero es el Frente Único, policlasista. Para Mariátegui es el indígena, una sola clase (Villegas, 1986). Así como también la formación del Apra como partido. Para Mariátegui sólo debía existir el Partido Socialista, y el Apra debía mantenerse como Frente Único.

[18] La cursiva es nuestra.