"EL AMAUTA ANTENOR ORREGO ESPINOZA
(1892-1960): IDEOLOGO DEL MOVIMIENTO
APRISTA" (1)
TITO LIVIO AGÜERO VIDAL
|
"Octavio
Paz, en uno de sus admirables ensayos, explica como el talento de Sor Juana Inés de la
Cruz le permitió contornear las restricciones mentales de su tiempo (Seix Barral, 1982).
Todos enfrentamos la fe y sus trampas. Un pensador es original en la medida en que evita
esa túnica sagrada de las creencias, que como en la clásica leyenda, cubre y a la vez
ahoga. El socialismo, la ideología supuestamente liberadora, ha jugado ese papel para la intelligentsia
latinoamericana como en el pasado la teología y el saber escolástico. El caso del
iconoclasta pensador trujillano que examinamos elude esas trampas de la fe. El tema no
merece mayor demostración. Ahora lo que necesitamos saber es por qué.
¿Cómo
explica la libertad? ¿De dónde proviene el don de emanciparse?. Yo no ingresaré en
ninguna de las explicaciones, perfectamente posibles por otra parte, de dominio
psicológico. No es materia de mi competencia, aunque tarde o temprano habrá que indagar
por el contexto bien particular de ese norte peruano de comienzos de siglo (¿educación
religiosa? ¿ambiente familiar espartano?) del cual emergen César Vallejo, Alcides
Spelucín, Antenor Orrego y el propio Víctor Raúl Haya de la Torre. Las pléyades no son
casuales". (NEYRA SAMANEZ, Hugo. "Después del muro de Berlín. Actualidad de
Haya de la Torre". En: Vida y Obra de Haya de la Torre. Lima: Instituto
"Víctor Raúl Haya de la Torre, 1997, pp. 63-64)
I. INTRODUCCIÓN.-
Corría
el año de 1955, y el filósofo Antenor Orrego se decidió a escribir un ensayo sobre uno
de sus muchos discípulos, el vate César Vallejo. El pensador cajamarquino quería dejar
constancia para la posteridad y la historia tanto peruana como latinoamericana de una
certeza y de una tesis. La primera -que en verdad no era la primera vez que la formulaba y
que la tuvo desde que se estableció entre los dos la relación maestro\alumno- Vallejo
era, a decir de Orrego, el portador de una nueva estética y poesía genuinamente
americana o mejor dicho latinoamericana. La segunda -que aludía directamente a los
orígenes de su formación y al carácter y/o naturaleza de su producción literaria, y
por lo tanto se enfrentaba directamente con las interpretaciones que tenían y siguen
teniendo una claro sello eurocéntrico y/o europeista- "...la explicación y
esclarecimiento del sentido profundo de su obra hay que buscarlos en sus raíces, en sus
gérmenes primeros, en el ambiente vital en que brotó"(2) .
"El
grupo en 1916 hizo funerales nocturnales a Darío: Lectura integra (por la voz
sonora de Garrido) de prosa y verso rubeniano, íntegro, con comentarios, vino, chocolate
y lágrimas. Recuerdo algo tremendo: Vallejo lloró por Darío y gustaba el Nocturno
(Los que auscultásteis la noche, etc. que repetimos en coro) pero una noche en una
cena de doce a tres, en Los Tumbos, Vallejo proclamó su independencia poética y
dijo que Darío era Darío pero yo soy yo y aquí llegamos al cero y del cero vamos a
contar de nuevo. Lo recuerdo, porque (todo esto con los ojos llenos de lágrimas)
Antenor se puso de pie y brindó por el nuevo genio de la poesía que tomará el puesto
de Darío. No puedo olvidar eso. Orrego con aquel su tono vaticinador, pero al mismo
tiempo de maestro (lo estoy oyendo) dijo algo así como esto: Óyeme César, te lo digo
porque tu eres incapaz de envanecerte: tú eres genio, yo te proclamó genio de la poesía
americana; y por eso sufrirás mucho (César Vallejo lloraba). Te proclamo yo
humildemente, sin que nadie nos oiga, aquí en Trujillo, ¿ves? Tu eres el poeta nuevo
superando en una ruta estelar a Darío (El discurso continuó, pero no en tono
oratorio y proclamamos: ¡Darío ha muerto, Viva Vallejo!, pero con un añadido festivo:
¡Chocano ha muerto, muera Chocano!). Esa noche tejimos una corona de hojas de laurel y
coronamos a Vallejo. Todo entre nosotros. Todo sin alardes. Yo era el más alegre y
recité aquello de Amado Nervo Ha muerto Rubén Darío el de las piedras preciosas,
etc. Todo esto quisiera escribirlo. Aunque cuando lo intento me tiembla la mano. Pero lo
bello de esos episodios es que transcurrían (.) por ejemplo cuando proclamó genio de las
pol (...)".(3)
Pero, así
como Orrego pudo formular esta tesis en sus últimos años de existencia, desgraciadamente
la vida no le permitió realizar el mismo ejercicio intelectual con todos aquellos
artistas, poetas, novelistas, pintores, etc. y políticos, a quienes también formó. Para
demostrar la verdad de esta afirmación basta solo con leer los diversos y múltiples
prólogos que redactó para algunos de ellos (César Vallejo(4) , Alcides Spelucín(5) ,
Nicanor de la Fuente o Nixa (6) , Julio Garrido Malaver(7) , etc.), o como en el
caso de Ciro Alegría, cuando el mismo autor de El Mundo es Ancho y Ajeno reconoce
el magisterio de Orrego sobre su persona(8) .
"Ciro
Alegría ha logrado una completa obra de arte en una novela americana. No es un elogio
indiscriminado, sino una conclusión discernida y analítica. Su nombre hay que ponerlo al
lado de otro, el de César Vallejo, para las decisiones futuras. Esta vez, también
nuestra América ha logrado hablar y con un estilo que es su propia concordancia con la
profundidad de su alma. No se puede dejar de decir ahora, que Vallejo y Alegría son
América en la plenitud de su realización estética".(9)
Precisamente,
este ensayo busca llenar este vacío, en el sentido de que se propone hacer lo mismo que
hizo Orrego con Vallejo en 1955 solo que ahora la tesis que se presenta se dirige a
señalar la influencia del discurso orreguiano en un joven trujillano llamado Víctor
Raúl Haya de la Torre.
II.
PENSAMIENTO ORREGUIANO: ESPACIOS DE PRODUCCIÓN, ESTACIONES INTELECTUALES Y EJES
TEMÁTICOS.-
El trabajo
intelectual de Orrego siempre se desarrolló en tres campos muy visibles. El primero, y el
más importante sin lugar a dudas, es el filosófico. Es esta actividad, reflexiva y
especulativa, poco común en el Perú de ese entonces y especialmente en un medio
provinciano, la que prácticamente determina y orienta todo su quehacer intelectual.
Orrego siente una especial atracción por la filosofía de la historia. Así, serán con
la mente y los ojos de la filosofía que se acercará a sus otras dos áreas de interés:
la estética, y la crítica literaria, ejercicio que muestra su gran afición por las
letras, de manera especial por la poesía, la novela y el teatro. Sorprende que a pesar de
ser un hombre vinculado a los quehaceres culturales pocas veces incursionará en el
trabajo de creación literaria propiamente dicha. El mismo se encargó de señalar
claramente su "incapacidad" para este tipo de ejercicio.
"...mi
escaso talento o casi nulo talento narrativo. Este nunca he tratado de cultivarlo o
desarrollarlo durante mi azarosa carrera de escritor y, pocas veces, en muy contadas
ocasiones, ciertamente, me he visto en el caso de ejercitarlo en circunstancias que me
fueran imprescindibles. Por este motivo, jamás intenté el género literario del cuento,
de la novela o de la investigación histórica de acontecimientos, o de la simple crónica
narrativa". (10)
Desde una
perspectiva diacrónica o procesal es fácilmente percibible para toda persona que se
acerque a estudiar su obra tres momentos. El primero, que vamos a llamar Intucionismo
Bergsoniano y Esteticismo y que durará de 1914 a 1920; el segundo, que denominaremos Americanismo
Social y que abarcará de 1923 a 1946; y el último, que bautizaremos como Humanismo
Americano que se extenderá de 1947 a 1960. Sin embargo, es posible encontrar ciertos
hilos conductores o ejes temáticos que van a atravesar todos estos estadios.
Mencionemoslos rápidamente.
(1). Unidad de análisis: América Latina.
El
continente se revela como el eje central de su pensamiento.
Aparece en
su discurso siempre no solo como un punto de partida sino también de llegada.
(2).
Crítica al Pensamiento y a la creación artística latinoamericana tradicional.
No ha sido
libre sino todo lo contrario ha tenido un carácter y/o naturaleza liberta, manumetida,
etc.
(3). La
función social del escritor y del artista latinoamericano.
Ambos
tienen una enorme responsabilidad pues su pensamiento y/o creación artística
necesariamente debe tener tres características esenciales. Primero, ser realmente
autónomo, auténtico y original. En ese sentido, la imitación, la repetición, el
colonialismo mental, los esquemas etnocéntricos cuando no eurocéntricos, son duramente
cuestionados y combatidos.
Segundo,
poseer una dimensión práctica, es decir, deben servir para mejorar y superar la vida.
Tercero,
tener una estrecha relación con la sociedad. Así, se cuestiona el trabajo intelectual purista
que no establece vínculos con el entorno social, cultural y con la historia. Por ejemplo,
su libro Pueblo Continente: Ensayos para una Interpretación de la América Latina
es un claro ejemplo de como la filosofía puede entablar contactos con otras disciplinas:
la sociología, para entender la nueva estructura social clasista que reemplazó a otra de
carácter estamental y que se constituyó con el proceso de formación de las haciendas
azucareras del norte; y la economía política, en su versión marxista, para entender no
sólo el proceso de concentración de tierras, y el control absoluto de las aguas de
regadío de estas haciendas, sino también las repercusiones económicas que trae el
capitalismo monopólico (imperialismo). Lo mismo podría afirmarse de Hacia un
Humanismo Americano donde se reivindica a varios personajes latinoamericanos
(Garcilaso, Bolívar y Vallejo) como expresión o símbolos del proceso histórico social
y cultural de emergencia de una nueva conciencia continental.
(4). El
esfuerzo por construir todo un marco teórico propio, entendida como una matriz analítica
-Teoría del Espectro- para explicar sus principales tesis.
Esto es
sumamente claro especialmente durante su segunda y tercera etapa -Americanismo Social
(1923-46) y Humanismo Americano (1947-60)- y justamente sus libros Pueblo
Continente: Ensayos para una Interpretación de la América Latina (1939) y Hacia
un Humanismo Americano (1966) son una clara muestra de ello.
Todo este
ejercicio creativo es algo realmente inédito no sólo en la filosofía peruana sino
también latinoamericana. José Enrique Rodó, Antonio Caso, José Vasconcelos, Samuel
Ramos, Leopoldo Zea, Augusto Salazar Bondy, Enrique Dussel, solo para citar algunos
nombres de los filósofos latinoamericanos más importantes del siglo pasado y del actual,
si bien han levantado diversas tesis o planteamientos, ninguno de ellos se han
caracterizado por construir un andamiaje teórico que los convalidara.
(5). El
Latinoamericanismo filosófico e artístico.
En esa
época la gran mayoría de los filósofos se caracterizaban por ser meros y simples
intermediarios de conocimientos producidos por filósofos de otras latitudes (europeos) y
de otros tiempos (clásicos griegos). Es decir, el trabajo filosófico se limitaba
simplemente a repetir, difundir y divulgar lo que otros filósofos ya habían escrito y/o
reflexionado. Salvo las notables excepciones de los ya mencionados, especialmente Rodó y
Vasconcelos, los filósofos latinoamericanos no habían generado un conocimiento propio
que contribuyera al debate filosófico mundial.
En
contraposición a todo esto el latinoamericanismo orreguiano, que como ya se ha dicho, es
producto de todo un proceso histórico por el que atraviesa el continente, no sólo aporta
en lo que se refiere a una nueva actitud filosófica, el transformarse de receptor en
productor, sino y sobre todo, a la aparición de la constitución de una filosofía
propiamente latinoamericana. Que esto es así, lo demuestra el estudio de su obra que ya a
nivel continental e internacional se ha comenzado a revalorizar (Leopoldo Zea, Günther
Maihold, etc.). Y es justamente, Maihold quien con más insistencia ha llamado la
atención sobre la importancia y actualidad del pensamiento orreguiano en la filosofía
política latinoamericana de hoy en día.
"El
valor de un estudio de la obra de Antenor Orrego no reside tanto en el hecho de que figura
entre la destacada generación del 20 en el Perú, sino en su función como hombre de
síntesis y personaje de tránsito: es decir, por un lado, representa todo el pensamiento
de su tiempo, de González Prada hasta Haya de la Torre, y por el otro lado, funciona como
puente que abarca hasta las discusiones actuales de la filosofía latinoamericana acerca
del problema de la originalidad y de la autenticidad".(11)
Pero la
vigencia y/o actualidad de la filosofía orreguiana en la filosofía latinoamericana
contemporánea se encuentra presente no sólo en los dos temas que apunta Maihold
-originalidad y autenticidad- sino también en el desencuentro que se produjo entre el
mismo Haya de la Torre y Leopoldo Zea(12) como en los debates y polémicas que se
suscitaron alrededor de la filosofía de la dominación (Augusto Salazar Bondy
versus Zea(13) a fines de los años 60 como en la actual filosofía de la liberación
que tiene en el filósofo argentino Enrique Dussel a su máximo exponente(14) y que ya ha
provocado algunos roces con el filósofo alemán Karl Otto-Apel(15) .
III.
PREDICA Y MAGISTERIO ORREGUIANO EN EL JOVEN HAYA DE LA TORRE.-
El
magisterio filosófico e ideológico de Orrego en Haya de la Torre se debe encontrar por
un lado, en la apertura a nuevos autores, textos y corrientes de pensadores
latinoamericanos y europeos. Muchos de los cuales tenían escasa difusión en provincia y
además estaban escritas en otros idiomas -en su mayor parte en inglés y francés-.
Recordemos que desde esos años hasta sus últimos días de vida Haya de la Torre fue un
espíritu muy atento y sensible a todas las expresiones estéticas y culturales.
(4). ORREGO
ESPINOZA, Antenor (1922). "Palabras Prologales" a Trilce de César
Vallejo. Trujillo, noviembre de 1922. Lima: Talleres Tipográficos de la Penitenciaria.
Reproducida en las Obras Completas (Lima: CYDES, 1995, T. III, pp. 165-173).
(5).
ORREGO ESPINOZA, Antenor (1926). Prólogo a El Libro de la Nave Dorada de Alcides
Spelucín. Trujillo, abril de 1926. Trujillo: "El Norte". Un extracto del mismo
aparece en la revista Amauta (# 1, Año I, 1926, pp. 32-36). Reproducida en
las Obras Completas (Lima: CYDES, 1995, T. III, pp. 173-187).
(6). ORREGO
ESPINOZA, Antenor (1927). Prólogo a Las Barajas y los Dados del Alba de Nicanor de
la Fuente. Chiclayo. El mismo se reproduce en la revista Amauta con el
título de "La obra poética de Nicanor de la Fuente" (Lima, # 15, Año III,
1928, pp. 5-6-7), en Nixa: Entre las Barajas y el Alba de Manuel Pantigoso (Lima:
El Ultimo Jueves, 1995, pp. 95-106) y en las Obras Completas (Lima: CYDES, 1995, T.
I, pp. 294-302).
(7). ORREGO
ESPINOZA, Antenor. Prólogo a Palabras de Tierra (Miraflores, diciembre de 1940) y
"Un poema del ser y de la trascendencia" (Prólogo a La Dimensión de la
Piedra. San Isidro, 8-VIII-1955) de Julio Garrido Malaver. Reproducida en las Obras
Completas (Lima: CYDES, 1995, T. III, pp. 188-190 y pp. 191-211).
(8).
"Su carta me ha emocionado muy gratamente. Después de tanto tiempo, sus buenas
palabras han repercutido en mi espíritu como nunca. Sí: yo lo he recordado mucho en
estos tiempos, más cuando obtuve el premio. Entonces pensé en usted, con quien había
hecho la etapa inicial -más difícil- del camino. Tiene usted razón en considerar
este triunfo como suyo. Es así por todos conceptos. No fueron pocas las cosas que yo
aprendí a su lado. Usted dio mucha serenidad -hija del conocimiento- a mi angustiada
tristeza de adolescente. Y a las anheladas rutas de belleza también llegué,
siguiéndole. Me complazco en reconocerlo así y en agradecérselo una vez más"
(ALEGRÍA BAZÁN, Ciro. Carta de Ciro Alegría a Antenor Orrego. Santiago de Chile, 14 de
marzo de 1935. En: Antenor Orrego y sus Dos Prólogos a Trilce de Manuel Ibáñez
Rosazza (Trujillo: Trilce Editores, 1995, pp. 131). Sobre este tema existe una amplia
bibliografía adicional, así se puede revisar los siguientes escritos del mismo Alegría:
"Los apristas demostraron fuerza moral extraordinaria". Entrevista a Antenor
Orrego (En: El Norte. Trujillo, 29-I-1934, pp. 3-4. Reproducida en las Obras
Completas. Lima: CYDES, 1995, T. V, pp. 220-223), "Los caballeros de los
Zapatos" (En: Expreso. Lima, 24-XII-1961), "Trujillo en
primavera" (En: Expreso. Lima, 24-IX-1966), "Carta a Rosalía
Amésquita" (San Vicente, Cuba, 9-XI-1959), "Periodistas de América Latina y la
lucha contra la tiranía" (En: Diario El Mundo de San Juan, Puerto
Rico, 9-V-1950), etc.
(9).
Comentario de Antenor Orrego a raíz de la publicación de La Serpiente de Oro de
Ciro Alegría en El Argentino (La Plata, 1936). Reproducida en
"Ubicación de Ciro Alegría" (En: La Tribuna. Lima, 9-XII-1957. Obras
Completas. Lima: Cydes, T. IV, 1995, pp. 97).
(10).
ORREGO ESPINOZA, Antenor. Ob., cit., pp. 35-36.
(11).
MAIHOLD, Günther (1988). "Antenor Orrego: derroteros del proceso cultural
latinoamericano". En: Socialismo y Participación. Lima: CEDEP,
# 43, setiembre de 1988, pp. 83.
(12).
Las diferencias se originan con la aparición del libro de Zea América como
Conciencia (México: Cuadernos Americanos, 1954), el cual recibió duras críticas de
parte de Haya de la Torre (Cartas a Luis Alberto Sánchez del 2-IX-1953, 12- X-1953,
XII-1953 y 4-I-1954) y que inclusive lo llevó a redactar un libro respuesta. Poco tiempo
después, a raíz de su salida de la Embajada de Colombia, los dos se reunieron en México
y aparentemente las diferencias desaparecieron (ZEA, Leopoldo. Introducción a Haya
en Cuadernos Americanos. Lima: Instituto Cambio y Desarrollo, 1990, pp.
21). Sin embargo, hubiera sido importante y más que eso interesante publicar el texto de
Haya de la Torre pero esto nunca pasó y según Sánchez "No conocemos la suerte de
los originales del libro sobre Garcilaso, ni la respuesta a Leopoldo Zea, América como
conciencia, ni la refundación de su juvenil trabajo sobre Ricardo Palma, ni nunca nos
habló de estos originales"(En: HAYA DE LA TORRE, Víctor Raúl y SÁNCHEZ, Luis
Alberto. Correspondencia 1924- 1976. Lima: Mosca Azul, 1982, T. II, pp. 128)
(13).
Salazar Bondy redactó un folleto titulado ¿Existe una filosofía en nuestra
América? (1968) en el que sostenía la inexistencia de una filosofía latinoamericana
y además que tanto la filosofía de tendencia universalista, como la de lo americano,
eran en realidad filosofías de la dominación, surgidas de ella y justificándolas.
Inmediatamente Zea le respondió ese mismo año con La Filosofía Americana como Filosofía
sin más, en el que sostenía que la filosofía de lo americano que él había
liderado ya había cumplido su ciclo y que ahora, como reza el título de su texto, la
filosofía americana pasaba a ser un filosofía de lo humano sin más. Años después, en
1973, redacta una ponencia llamada "Filosofía de la dominación y filosofía de la
liberación" en la que contrapone a la filosofía de la dominación latinoamericana
existente -en realidad, casi toda la filosofía precedente- otra de la liberación a
gestarse.
(14). Los
principales libros de Enrique Dussel son los siguientes: Caminos de Liberación
Latinoamericana (Segunda edición. Buenos Aires: Latinoamérica, Tomos I y II, 1973), Para
una Ética de la Liberación Americana (Buenos Aires: Siglo XXI, Tomos I-II, 1973), Filosofía
Ética Latinoamericana (1972-79), América Latina: Dependencia y Liberación.
Antología de Ensayos Antropológicos y Teológicos desde la proposición de un
pensar latinoamericano (Buenos Aires: Fernando García Cambero, 1973. 229 pp.),
Método para una Filosofía de la Liberación: superación analítica de la
dialéctica hegeliana (Salamanca: Sígueme, 1974. 295 pp.), Filosofía de la
Liberación (México: Edicol, 1977. 213 pp.), "Enrique Dussel un proyecto ético
y político para América Latina" (En: Anthropos: Huellas del Conocimiento,
# 180, set-oct. 1998, pp. 3-92) y "La filosofía de la liberación ante el debate de
la postmodernidad y los estudios latinoamericanos" (En: Cuadernos de Filosofía
Latinoamericana, # 74-75, 1999, pp. 11-30).
(15).
SOBREVILLA, David (1993). "Filosofía de la Liberación versus Filosofía
Europea". En: Dominical de El Comercio. Lima, 28-IX-1993, pp. 10.
(16).
ORREGO ESPINOZA, Antenor (1961). Estación Primera. Lima. Reúne sus artículos
escritos para la revista Amauta de 1926 a 1930. Recopilación y Notas: José
Caciano Chiri. Lima: Talleres de Obras Gráficas. Reproducido en las Obras Completas
(Lima: CYDES, 1995, T. I, pp. 258-328).
SALAZAR
BONDY, Augusto (1974). Bartolomé o de la Dominación. Lima: Ciencia Nueva. 95 pp.
SÁNCHEZ,
Luis Alberto (1926). "Sobre la Cultura Hispanoamericana". En: Amauta.
Lima, Año I, # 4, diciembre de 1926, pp. 10-11.
SÁNCHEZ,
Luis Alberto (1930). América, Novela sin Novelistas. Lima: Librería Peruana,
1933. 215 pp.
SÁNCHEZ,
Luis Alberto (1935). Vida y Pasión de la Cultura en América. Santiago de Chile:
Ercilla. 138 pp.
SÁNCHEZ,
Luis Alberto (1945). ¿Existe América Latina? Examen espectral de América Latina.
Cuarta edición. Lima: Pachacútec, 1991. 282 pp.
SÁNCHEZ,
Luis Alberto (1954). "Sobre las ideas políticas en América". En: Pasos de
un Peregrino son Errante...(Antología 1919-1968). Lima: P.L.V., 1968, pp. 241-244.
SÁNCHEZ,
Luis Alberto (1960). "Posibilidades de una cultura americana". Lima, noviembre
de 1960. En: Ob., cit., pp. 257-261.
SÁNCHEZ,
Luis Alberto (1960). "Límites del concepto de cultura americana". En: Ob.,
cit., pp. 262-266.
SÁNCHEZ,
Luis Alberto (1965). "Sobre Estados Unidos, Europa, Africa y el colonialismo
mental". En: Cuadernos. París, # 100.
SOBREVILLA,
David (1980). "Antenor Orrego". En: "Las ideas en el Perú
contemporáneo". Historia del Perú. Lima: Mejía Baca, T. XI, 1980, pp.
223-233.
SOBREVILLA,
David (1994). "Augusto Salazar Bondy en la filosofía peruana y
latinoamericana". En: Dominical de El Comercio. Lima, 6-II-1994, pp. 6.
SOBREVILLA,
David (1994). "Presentación de Karl-Otto Apel". En: Dominical de El
Comercio. Lima, 30-X-1994.
QUIJANO,
Aníbal (1988). Modernidad, Identidad y Utopía en América Latina. Lima: Sociedad
& Política. 70 pp.
|